Sencillo, elegante y con un perfil profundo, el Black Russian es un cóctel clásico que resalta el contraste entre la neutralidad del vodka y la intensidad del licor de café. Su sabor tostado y ligeramente dulce lo convierte en una opción perfecta para cerrar la noche o disfrutar lentamente. Sin mezclas complejas ni decoraciones extravagantes, este cóctel apuesta por la sobriedad y el carácter.